Nació el 10 de enero de 1988 en el actual condado de Bungoma, en el Valle del Rift, Kenia. Su infancia estuvo plagada de dificultades. Es el noveno de doce hermanos en una familia dedicada a la agricultura de subsistencia en la que las privaciones eran moneda corriente. La situación de los Komon era tan acuciante que Leonard tenía que trabajar en la granja familiar, lo que lo forzó a interrumpir sus estudios.

De pequeño encontró inspiración en atletas de su país como Paul Tergat y Tegla Loroupe, quienes por entonces triunfaban en el mundo y lo motivaron a correr con la ilusión de igualar sus hazañas. Aunque, eso sí, se enteraba de sus logros por la radio: la familia de Leonard Komon no tenía televisor.
Comenzó a competir tempranamente en torneos nacionales, hasta que a los 17 años fue descubierto por el maratonista Steven Matebo, quien dio un fuerte impulso a su carrera. Llegó a los planos internacionales en 2006, como atleta juvenil, donde obtuvo la medalla de plata en el Mundial de cross country disputado en Fukuoka, Japón. Al años siguiente, aún como juvenil, quedó cuarto en el Mundial de Mombasa, en su Kenia natal. En 2008, ya en la categoría senior, logró el segundo puesto en Edimburgo, solo por detrás de Kenenisa Bekele y superando al eritreo Zersenay Tadese, campeón el año anterior.
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En mayo del mismo año demostró ser un corredor de nivel internacional también en los 10,000m (pista), cuando bajó por primera vez la marca de los 27 minutos. Solo medio centenar de atletas en toda la historia pueden presumir de haberlo logrado. Su desempeño le valió el pase a los Juegos Olímpicos de Beijing, a donde Komon viajó acompañando al equipo de Kenia. Aquella experiencia olímpica no llenó sus expectativas: al ser un atleta de reserva no pudo ingresar a la villa olímpica ni entrenar con la delegación de su país. Tampoco pudo asistir al estadio a presenciar las competencias. Estuvo en Beijing, pero vio los Juegos por televisión. Con 20 años, Komon conoció la frustración de quedar en la antesala de un sueño y entendió que la vida del atleta de élite, incluso de un primer nivel internacional, también tiene sus momentos ingratos.
Continuó compitiendo en diferentes modalidades, desempeñándose en pruebas de cross country como pez en el agua, hasta que decidió dar el salto definitivo a las pruebas de ruta. Su primer 10k lo hizo en Utrecht, Holanda, en septiembre de 2009. Ganó en unos impresionantes 27 minutos 10 segundos. Con ese tiempo ya era el quinto hombre más rápido de todos los tiempos en la distancia, pero Komon sentía que podía correr más rápido. Al terminar la carrera pidió a los organizadores volver al año siguiente, confiado de poder mejorar su registro y romper el récord mundial. Un año después, entonces, volvió a Utrecht y superó los pronósticos más optimistas. Su récord mundial de 26:44, aún vigente, lo sitúa 16 segundos por delante de la plusmarca anterior.
El video de su récord mundial en 10 kilómetros:
Komon estaba en un momento superlativo y, menos de dos meses después, saltó a los 15 kilómetros. Aprovechó muy bien su talento. Completó la carrera sobre las calles holandesas en 41:13 y consiguió otro récord mundial. Nadie se le acercó: al igual que con su mejor registro en los 10 kilómetros, su inmediato perseguidor está 16 segundos por detrás de él.
Decidido a ser el más rápido de las calles también en otras distancias, hizo el paso a la media maratón en 2014, en Berlín. Su marca de 59:14 resultó casi un minuto más lento que el récord de Zersenay Tadese, aunque significó tanto un importante triunfo como el mejor debut de todos los tiempos en la distancia.
Su única experiencia en maratón la hizo en Holanda, país que le dio grandes satisfacciones deportivas. No logró lo esperado pero, con 27 años y una capacidad sobradamente demostrada, Leonard Komon es uno de los corredores más atractivos para tener en cuenta.
Sus registros:
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