Como un déjà vú de lo que hiciera Rosie Ruiz en Boston 1980, la estadounidense Tabatha Hamilton de 31 años, fue descalificada en la última edición de la Maratón corrida en la localidad de Chattanooga (Tennessee, Estados Unidos) el Chikamauga Battlefield Marathon, una maratón pequeña y poco conocida fuera de la región, pero que tomó relevancia a partir de este incidente.
Los fiscales de la maratón notaron que en el control a los 21 kilómetros, el paso de la atleta fue de 2:06:51, lo que significaba que los segundos 21 kilómetros del recorrido debió hacerlos en alrededor de 49 minutos, algo realmente imposible, si tenemos en cuenta que el récord del mundo de medio maratón está en posesión de la keniata Florence Kiplagat con 1:05:122, una marca lograda en Barcelona el pasado mes de febrero.
Además, se descubrió que sus marcas previas en 42 kilómetros siempre habían superado por mucho las cuatro horas, por lo que también mintió sobre el hecho de que había rebajado en seis o siete minutos su mejor tiempo hasta el momento, declaración que hizo «triunfal» a la prensa tras llegar.
Por tanto, Tabatha Hamilton fue inmediatamente descalificada y el triunfo en categoría femenina pasó a manos de la atleta que había quedado en segundo lugar, Lilian Gillmer, quien había cruzado la meta en 3:21:33
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