Desde Atenas 2004, cuando era un joven de 22 que aparecía, récords de por medio, como el sucesor de Haile Gebrselassie, Bekele hizo historia y tuvo presencia en todos los Juegos Olímpicos hasta la fecha. En Rio, sin embargo, ya no se agregarán más páginas.
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En 2004 ganó en los 10.000 metros y consiguió la plata en los 5000 metros, apenas por detrás de un Hicham El Guerrouj intratable. Cuatro años después, en los Juegos Olímpicos de Beijing, con sus dos récords mundiales bien asegurados y más experiencia, se consagró campeón por partida doble. Y de manera categórica: tanto en 10.000 como en 5000 metros quebró el récord olímpico y aseguró su nombre en los libros de historia.
Los Juegos Olímpicos de Londres 2012 vieron a Bekele corriendo los 10.000 metros. Ya sin el poder de años anteriores, se tuvo que conformar con un cuarto puesto, detrás de su hermano Tariku. El sucesor, entretanto, tenía nombre y se quedó con la corona: Mo Farah.
En 2014 Bekele comenzó su camino definitivo en maratón. Su rendimiento resultó algo desigual, pero el gran objetivo tenía sabor olímpico: ¿qué mejor manera de sellar una carrera de grandes éxitos con una maratón olímpica?
Teniendo en cuenta tanto su experiencia en Juegos Olímpicos, como su madurez y su rendimiento en maratón, Bekele está en condiciones de aspirar a lo más alto en Rio. Sobre todo si se considera las características de la prueba, donde la habilidad competitiva importa más que la velocidad absoluta en la distancia. No sería el primer favorito, pero tampoco lo era Stephen Kiprotich en 2012, cuando se impuso a rivales de mayor jerarquía para darle a Uganda el segundo oro de su historia olímpica.
Sin embargo, el equipo de Etiopía para Rio lo tiene a Bekele relegado a las reservas. De esta manera, su única posiblidad de correr es la de remplazar a uno de los tres seleccionados en caso de que, por alguna eventualidad, uno de ellos no pudiera competir el 21 de agosto. Los Juegos Olímpicos, entonces, lo tendrán en el banco de suplentes.
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