El colo Mastromarino logró en Rotterdam su mejor registro, que cumple con las normas de clasificación para los Juegos Olímpicos. Sin embargo, el sueño puede quedar en un sueño.
El registro obtenido en Rotterdam es el más rápido de los argentinos que estuvieron presentes. El tiempo de 2:15:27 lo pone a 4 segundos de la marca obtenida por Luis Molina en la Maratón de Buenos Aires del año pasado. Puesto que su marca no fue superada y sólo quedan dos corredores con posibilidades reales de lograr la clasificación, el pase de Molina a Rio ya está asegurado.
El panorama para Mastromarino es diferente: si bien hoy estaría en los Juegos Olímpicos, su participación depende de que Federico Bruno y Javier Carriqueo no corran más rápido en su intento con la maratón. Ambos correrán en Hamburgo con la idea de cantar cartón lleno y completar una delegación argentina inédita hasta la fecha.
Mastromarino sabe de frustraciones, como en aquella ocasión en la que quedó fuera de Londres 2012 en 3000 metros con obstáculos por apenas 3 segundos. O en 2013, cuando le sobraron 20 segundos para clasificar a la maratón del Mundial de Atletismo de Moscú. También sabe de superación y de éxito, como se comprueba en su medalla de bronce lograda en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Hoy el colo tiene que lidiar con la ansiedad antes de enterarse de qué va a pasar finalmente, pero también con sus propios deseos: desearle éxitos a sus compañeros es lógico y natural, tanto como la certeza de saber que el éxito de ellos significa quedarse fuera de Rio.
Bruno y Carriqueo correrán la Maratón de Hamburgo el próximo domingo. De su rendimiento ese día dependerá su participación en Rio. Mastromarino, de momento clasificado, ya hizo el trabajo. Ahora le queda esperar.
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